GRAVEDAD
Atada a los mundos
sonreía alegrías ajenas
y lloraba penas que nunca
vivió en sus propias carnes.
La inmortalidad le parecía
la más cruel de las condenas
y la propia vida una mentira,
porque los humanos
no sabían distinguir
entre los sueños
de los ojos cerrados
de los que mantenían
con los ojos despiertos.
Gravedad hastiada
en un acto de rebeldía
cambió la órbita
de un planeta con vida inteligente
y lo introdujo en la Galaxia.
Sonrió con malicia.
¿Qué harían ahora los humanos?
Ya no eran el centro del Universo.
Imagen: pinterest
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Fuerte abrazo, Alícia.
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Gracias, fuerte abrazo rimas flotantes.
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Maravillada con tus poemas. Yo trato de seguir el camino de este poema. Me encantan las cosas que no son obvias
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Muchas gracias. Intento que no sea demasiado obvio y previsible lo que escribo.
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