—Tuve que matarlo. Aquel personaje se había adueañado de mi vida y de mi alma: Vestía como él, hablaba como él…
Su esposa le interrumpió:
—Pero era el protagonista del libro.
—Te recuerdo que era un asesino en serie.
Alicia Adam
—Tuve que matarlo. Aquel personaje se había adueañado de mi vida y de mi alma: Vestía como él, hablaba como él…
Su esposa le interrumpió:
—Pero era el protagonista del libro.
—Te recuerdo que era un asesino en serie.
Alicia Adam
Me encanta, maestra. No el asesino en serie, sino Tú.
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Gracias, 😉.
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eso mismo he hecho yo con el protagonista de mi novela, que hasta en mis noches de ensueño no dejaba de perseguirme
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A veces es la mejor forma de resolver el libro. Además, suele ser inesperado…
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En ocasiones no hay más remedio que eliminar al protagonista por lo que nos pueda pasar a los escritores…
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Cierto, 😉.
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