Detrás del fondo de mis ojos,
ya no hallarás esperanza ni remedios
para los males que te acechan.
No me alegro,
pero las lágrimas
borraron el amor que te profesaba
y tu nombre ya no es mi oración.
Hace tiempo que caí,
me arrastraste a tu oscuridad,
y mis partes rotas
se llenaron
de fisuras imposibles de componer.
Dejé de ser esa melodía
que susurraba en tu cama,
y ya no te dejo notas
esparcidas entre las sábanas,
para que te hagan
más llevadero el día.
Quiero quererte,
ser tu balsa
en el naufragio de las olas ebrias,
pero no confío en ti
ni en esa mano que tiembla
al cortar el pan enmohecido,
esa mano
que ya no reconoce mi cuerpo.
Quiero sentirme,
fuera de este vacío,
reconocerme fuera de esta pena,
de esta losa que me lapida.
Quiero ser una rosa
que florece, no marchita.
Quiero ser egoísta,
o quizás, valiente,
y marcharme;
después de todo, ni tu ni yo,
notamos mi presencia
en esta habitación.
Alicia Adam
Que profunda la entrada. Me ha impactado el final, sin notar la presencia. Maravilloso.
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Muchas gracias, Inanna. 😉
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Excelente, Alicia!!! 👏🏻👏🏻👏🏻
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Gracias, 😉.
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Muy bueno, tanto el final como el verso que titula el poema brillan, y todo él te va llevando suavemente. Me gustó leerte. Un saludo, Alicia.
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Muchas gracias, Dhenares.
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Tremendamente bello.
Felicidades!!!
Un abrazo.
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